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Algo
de lo que hemos hablado en clase es de la vinculación entre el arte Barroco y
el teatro. Si la finalidad del teatro es deleitarnos con un mundo maravilloso
de luz y fastuosidad, ¿Por qué un artista que proyectara una iglesia no tendría
perfecto derecho a ofrecernos una idea de pompa y magnificencia aún mayores
para hacernos pensar en las de la mansión celeste?
Cuando
entramos en estas iglesias comprendemos mejor cómo fueron empleadas en ellas
deliberadamente la pompa y la ostentación de las piedras preciosas, el oro y el
estuco para evocar una visión de la gloria celestial mucho más concreta que en
las catedrales medievales.
La
fastuosidad de las iglesias católicas contrastaba con la austeridad
protestante, y es que los planteamientos eran muy diferentes, de hecho eran contrarios. Cuanto más
predicaban los protestantes contra el aspecto
externo de las iglesias, más afanosa se volvía la Iglesia romana en
desarrollar un programa iconográfico y decorativo. El orbe católico descubrió
que el arte podía servir a la religión de un modo que iba más allá de la tarea
medieval de enseñar la doctrina a la gente que no sabía leer. También podía
persuadir y convertir a aquellos que habían leído demasiado. Se buscaba el
efecto del conjunto más que los detalles. Espacios diáfanos, abundante decoración
de estucos y dorados, revestimientos de mármoles de colores, velas encendidas
en el altar, aroma a incienso y acordes del órgano transportaban al fiel del s.
XVII a un mundo distinto.
http://www.vigoenfotos.com/roma/iglesia_san_agnese_in_agone_1.html#.VPYBlfmG_To |
Las imágenes representan el exterior e interior de la Iglesia de Santa Inés en al Agonía en Roma, realizada por Francesco Borromino y Carlo Rainaldi (1653).
El texto está extraido de "La Historia del Arte" de EH Gombrich, porque creo que este autor explica la esencia del arte de manera muy clara y fácil de entender.